Hoy quiero hablaros de una grata experiencia que me mueve a
pregonarla a los cuatro vientos.
Soy un delegado de relaciones empresariales ó un mero
comercial.
Precisamente porque viajo mucho no suelo estar más de 4
meses en una de nuestras grandes ciudades.
Me gusta ir al gimnasio y por mi “modus vivendis” casi cada
4 meses me apunto a uno nuevo.
Suelo apuntarme a grandes gimnasios para evitar tener que
hacer cola en las máquinas de mi rutina. Este prototipo de macro gimnasio tiene
mucha variedad en las instalaciones pero suelen fallar en un tema esencial para
mi “el trato humano”, ese compañerismo entre afiliados que suele encontrarse en
los pequeños gimnasios de barrio.
En el transcurso del tiempo he estado abonado a una decena
de grandes gimnasios en Barcelona.
Actualmente soy miembro de un gran gimnasio en Barcelona que
consigue lo que ningún otro gran gimnasio de Barcelona ha conseguido y es crear
este “feeling” de compañerismo de los pequeños gimnasios.
Sigo viajando por mi trabajo y cuando toca Barcelona ya no
hace falta que busque gimnasio porque ya lo he encontrado……